martes, 20 de diciembre de 2011

RECUERDOS EN EL PARQUE DE MARIA LUISA

                                                                                                                                          A mi padre

           Aquella mano que dirigía mis pasos y con suavidad mis dedos mantenía. Aquella que con cariño me apretaba y tanto calor me transmitía. Esa mano trabajada y de artista que conducía mis andares, indicando la meta aún sin perderla de vista. Esa mano, si, era la misma que con amor me entregaba su vida y pasara lo que pasara, siempre, siempre, con fuerza me apoyaba y sostenía.

          Hoy he recordado, como cada día, esa mano ausente que desde algún lugar me empuja. Bajo el otoño de noviembre que mece el sol con timidez de ternura y con nostalgia acuna sueños de esta y aquella vida. Ese recuerdo sobre huellas de hojas que vuelan y se elevan mecidas por una ligera brisa. Recuerdo que no ha sido fugaz por sentido ni prolongado por querido. Un recuerdo entre árboles que trepan y nos traen el canto de los pájaros que hospedan. En medio del camino, y sin buscar la sombra, el ruido del agua a lo lejos suena a acequia cristalina, y la risa de un niño alcanza su felicidad completa. Un recuerdo junto a la fuente de la que tantas veces bebiera aupada por aquella mano que hoy en mi interior resonaba y mientras, miraba a los patos en su charca y a las palomas empinadas, y aquel dolor por la ausencia, ligeramente aumentaba.

                En ese parque que tantas veces con él recorriera, hoy he vuelto a mis orígenes y  mi niñez ha regresado alocada buscando sueños imposibles con su mano trabajada. No hay meses  ni fechas para los nuestros, ni tumbas, ni campos ni altares. Los nuestros no tienen agenda ni inscripciones, están con nosotros siempre. No hay día que yo no le recuerde, que me acuerde de su esfuerzo y abnegado sacrificio, de su vida luchadora y su entrega generosa y sin caprichos. Porque esa mano sigue en mi recuerdo y en mi corazón. Esa mano la siento con su calor y su ternura. Esa mano sigue animando mi camino y sigue, hoy como ayer, entregando desde un lugar, su aliento de vida.
                                                                                                        Noviembre, 2011

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