viernes, 2 de marzo de 2012

Momentos

 

                Esos momentos son muy especiales, todos los vivimos y sabemos de qué hablamos cuando hablamos de lo que sentimos, sea presente, pasado o futuro. Es la magia que hace que todo se transforme y renueve, y ahí estamos cuando sucede: lo que antaño era gris, se presencia en verde o rojo o en fuego y se disfraza de otra apariencia, de otro esmalte y matiz. Busca en el arco iris lo que mejor encaje, lo que mejor conforme la explosión de sensaciones, aromas y sonidos celestiales. Todo es poco para plasmar ese cuadro de renovados sentidos, y esa estampa de emociones imperfectas e infinitas que nos tiende un puente hacia lo diferente y desconocido. Por él avanzamos siguiendo las huellas que nos traza quien se lanza a la conquista y oferta seductora y nos envuelve en sus deseos de batalla sin cesar, hasta lograr la victoria y obtener el triunfo.

                Es un estado diferente, que se aleja de lo usual y convierte en novedad lo rutinario. Nos hace subir y bajar, gritar y callar, reír y llorar, y soñar, sobre todo soñar. Viajamos a mundos desconocidos, con cierto respeto y temor. Nos adentramos en caminos inexplorados, en sendas sin pasos, en trayectos insospechados. Y en pleno recorrido buscamos un poco de sentido, de cordura y sensatez pero puede más la caza de ese tesoro depurado al fuego, que cualquier lógica que nos aleje de esa pasión que nos abraza y nos eleva a lo supremo del placer. No hay días sin lluvia, aunque sean sin agua; no hay noche sin luna, aunque estén nubladas; no hay tormentas, rayos, nieve o sol. Todo es hermoso en ese estado donde lo más difícil y costoso se transforma en belleza y en perfección; donde la apariencia no es más que un espejismo de lo que anhelamos y la espera ansiando con el corazón.

                Cuando tengo la suerte de verte, todo esto se acumula. Allí en ese rincón sevillano que tiene nombre taurino y está cruzando la orilla, frente a un lugar de solera, por antiguo y distinguido, allí me encuentro contigo y conmigo y de un golpe se avivan los sentimientos dormidos. Frente a un cuadro, alguien conocido, que aún apreciando café pidió su licor preferido. Hoy me encuentro contigo, me sitúo junto a ti y con mis ojos te busco y en medio del gentío, te he hablado y te lo he dicho. Sin palabras ni sonidos. Te he dicho que eres mi cúspide y mi cumbre, y que el vértigo de alcanzarte no me impide correr hacia la meta; te he dicho que eres mi tesoro, aquél que por oculto dobla su valor, como el oro. Te he dicho eso y tantas cosas que ya no sé qué te he dicho. Déjame que te diga, una más: sin estos momentos, mi vida, enfundada de rutina, carecería de sentido.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario