Hay en mi rincón un espacio para ti y en él, ni la
penumbra, ni la luz, ni el silencio o el ruido anidan, respetando tu presencia.
Ese lugar tan tuyo en el que vives y no habitas, es tan cercano y tan íntimo
que cuesta trazar la línea de dos existencias separadas. Y te veo, aunque no
habites, te oigo sin palabras, te siento sin rozarte, te hablo sin respuestas:
aunque no estés, te amo y me entrego a tu anhelada presencia.
Vivo en tu espacio que es el mío
y vives en mi rincón que es el tuyo. Así te siento en el eco de tus sonidos
agudos; acaricio tu piel indefensa y dialogo con mis palabras tan tuyas. Tú
conmigo en mi misma sombra y en mi luz tan cierta que todo traspasa. Yo contigo
en tu mismo silencio y en el eco sonoro de la distancia. Fundidos en el mismo
fuego bajo el calor de las miradas silenciosas que desnudan los cuerpos atrapados
por las llamas: aunque no estés, te amo y me entrego a tu anhelada presencia.
Hay en mi rincón un espacio que
hace mía tu pisada, que se apropia de tu risa y se emociona cuando lloras; que se adueña de tus sueños y suspira
por quimeras. Ese rincón se ilumina cuando evoco tu mirada y cobra vida con recuerdos
de lo que en otros tiempos disfrutara.
Pero no es pasado lo que vivo ni es deseo lo que siento pues juntos
atravesamos la línea que nos separaba. Vivo
en tu misma vida y tú vives en mi existencia. Y aunque no estés te amo y me
entrego a tu anhelada presencia.
Melancólica, muy bien escrita. Un saludo.
ResponderEliminar